Te despiertas. A la izquierda todavía quedan rescoldos en la chimenea. Un poco más allá, el sofá donde ayer pasaste un buen rato charlando mientras mirabas hacia el jardín. Y al fondo, el jacuzzi, ese rincón donde relajarse sintiendo el burbujeo del agua, flanqueado por el dosel rústico y unas suaves cortinas que dan cierta intimidad a la inmersión relajante.
Te levantas. Hay un desayuno esperándote. Puedes utilizar las zonas comunes de la casa, acogedoras y funcionales. Pero no. Prefieres tomar el almuerzo en la habitación. Deseas disfrutar un poco más de la estancia. Porque más que un simple desayuno, esto es todo un almuerzo: completo, nutritivo, reponedor.
La habitación Malva es como el tapado de La Carretería. Parece como si no existiese, pero en el fondo es la estancia más confortable y acogedora de nuestra casa. El jacuzzi, o bañera hidromasaje, está integrado en la habitación, en una de las esquinas. Y mientras tomas un baño tranquilizante, puedes ver a tu pareja tendida sobre la cama. Un placer que no puedes gozar todos los días.
¡Anímate y resérvala! Un capricho de vez en cuando no está mal.